Lino y su hijo, Juan Pablo, estuvieron juntos durante los quince días que duró la carrera y casi siempre arriba de la Montero. Aunque desde hoy tomarán caminos diferentes para emprender, finalmente, el regreso a San Juan. Pasa que el menor del binomio no quiere saber nada con camionetas, la movilidad en que su padre regresará manejando a la provincia. “Me tomo un colectivo y chau. Aunque demore más tiempo y sea más incómodo, no me importa. A una camioneta no me subo más por un buen tiempo´´, tiró sonriente Juan Pablo. Recién mañana ambos volverán a estar unidos para seguir la vida en familia, luego de haber vivido la mayor aventura de sus vidas.
