Por segundo año consecutivo, la Red Solidaria fue elegida como postulante al Premio Nobel de la Paz. Ya antes había sido seleccionado con el mismo fin su fundador, Juan Carr, quien junto a su mujer, dos amigos y una vecina, concretaron en febrero de 1995 el sueño de ayudar a los demás a partir de unirse en las instalaciones de unas canchas de fútbol (propiedad de uno de esos amigos fundadores de la red, Juan Hayd), usar una computadora, una línea telefónica y apelar a los medios de comunicación. Francisco Martini fue el primero en llamar a la Red por un trasplante. Necesitaba un nuevo hígado para seguir viviendo y la obra social no quería cubrírselo. La Red Solidaria comenzó una presión mediática y finalmente Francisco, que hoy tiene 43 años y dos hijos adolescentes, fue trasplantado en 1996.