La FIFA otorgó a España el premio al juego limpio de la Copa Confederaciones, en la que Brasil se coronó campeón por 3-0.

El capitán de la selección española, Iker Casillas, recogió el premio que reconoce a la Roja como el equipo que recurrió menos al juego violento, aunque paradójicamente en la final perdió por roja directa a Gerard Piqué.