Una ola de casos de gripe aviaria H7N9 y muertes en China desde el comienzo del 2014 son un recordatorio de que las nuevas cepas de la enfermedad deben estar bajo constante vigilancia a fin de que el mundo no se enfrente a una pandemia mortal. En la última semana, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha confirmado al menos 24 infecciones y tres muertes por la gripe aviaria H7N9, un dramático aumento en relación a los dos casos y un solo deceso reportados en el verano boreal de junio a septiembre.

"Ahora existe claramente una segunda ola del virus", dijo Jake Dunning, un investigador del Imperial College London, que ha estado haciendo un seguimiento al brote. Aunque un aumento de las infecciones no es inesperado en la temporada de influenza, también eleva el riesgo de que el virus mute y tenga la oportunidad de adquirir cambios genéticos que le permitan su rápida propagación entre personas.

El virus H7N9 de la gripe aviaria emergió por primera vez en marzo del año pasado y hasta ahora ha infectado a al menos 170 personas en China, Taiwán y Hong Kong, causando la muerte a unas 50. Muchas de las personas infectadas tuvieron contacto previo con aves de corral o de otro tipo, de modo que por ahora el hecho de que aparentemente el virus no se ha adaptado a una transmisión sencilla entre humanos es uno de los principales factores que mantienen en suspenso la respuesta de emergencia a una pandemia.

Aún así, la cepa ya ha exhibido varias características preocupantes, incluyendo una capacidad limitada para propagarse de una persona a otra.

(FUENTE: REUTERS)