El caso fue resonante. Jésica Lorena Ortega, de 32 años, debió abandonar la precaria habitación en la que paraba con sus tres hijos -uno de ellos con una displasia esquelética y trastornos en la tiroides- todos menores que no superan los 15 años. Su expareja insistió en desalojarla de la vivienda de su propiedad y ella quedó a la deriva. Completamente desesperada, en medio de la noche, la mujer caminó con sus niños hasta que encontró un árbol del tipo pimiento y decidió quedarse allí.

Este viernes a la mañana, ni bien pasaron 24 horas de que este medio dio a conocer la dramática situación, personal del municipio de Chimbas se contactó con Jésica y se dirigió a la casa de la amiga que le dio asilo. Según contó la mujer, desde la municipalidad le prometieron una ayuda que se enfoca en cubrir las necesidades alimentarias: conocido como módulo alimentario y, además, asistirla con colchones y camas. Por otro lado, funcionarios del Ministerio de Desarrollo Humano provincial, también se acercaron a la vivienda para adelantarle que comenzaron los trámites para suministrarle un subsidio que le permita alquilar un departamento, dijo Jésica. 

Mónica Bustos, la amiga que le ofreció asilo, tiene 10 hijos, por lo que, pese a la predisposición y buena voluntad, resulta dificultoso albergar por mucho más tiempo a 4 personas más.