En julio de 1970, Aldo Albarracín comenzó a trabajar en el INTA como Asesor de Juventudes Rurales. Desde entonces dedicó gran parte de su labor a capacitar a la población en diferentes actividades autosustentables. Una de ellas fue el Programa Pro-Huerta, que hoy incluye la lombricultura, la avicultura y cunicultura. Fue el primero en promover las huertas familiares como método de subsistencia y alimentación sana, y en construir una huerta terapéutica con los internos de la cárcel y del neuropsiquiátrico, así como la huerta más alta de la ciudad de San Juan, ubicada en la terraza de la Escuela EPET Nro 4.