Que reconozcan paulatinamente al nuevo Gobierno: Días atrás, EEUU suavizó su posición respecto al Gobierno de facto y dijo que aceptará el resultado si se cumplen estándares internacionales para unas elecciones libres y justas. Más países podrían sumarse paulatinamente a este reconocimiento de EEUU, que podría abrir la puerta a que se destrabe la ayuda internacional a Honduras. Que estalle la violencia: Si hay estallidos de violencia o con una muy baja participación electoral, EEUU podría poner en duda los comicios. A las elecciones no asisten observadores tradicionales como los de la Organización de Estados Americanos (OEA) o el Centro Carter, de Estados Unidos. Que Zelaya se entregue: El depuesto presidente, Manuel Zelaya, podría salir de la embajada brasilera en Honduras como un último intento de boicotear las elecciones -y ser arrestado, generando protestas e inestabilidad para poner en duda el resultado. Que restituyan a Zelaya: El ganador de las elecciones del domingo podría tratar de que el Congreso vote a favor de restituir de Zelaya el 2 de diciembre para legitimar su futura gestión y salir de la crisis. Restituir a Zelaya le garantizaría el apoyo internacional, dado que el respaldo estadounidense está condicionado al restablecimiento del orden institucional.