Agustín Victorio Gnecco nació el 5 de octubre de 1857 en San José de Flores, hoy parte de Capital Federal. Se vino a San Juan y adoptó esta provincia como propia en 1886, con la llegada del ferrocarril. En ese momento, comenzó con la actividad en los salones comerciales y la confitería del Teatro Los Andes. Se casó con Paulina Furno, viuda y con tres hijos, y luego el matrimonio tuvo otros cuatro hijos. Mientras él realizaba sus viajes, sobre todo por Cuyo, para rescatar y comprar objetos, la familia atendía el negocio.

El mismo Gnecco financiaba su pasión por el coleccionismo. Por citar sólo un ejemplo, en una oportunidad, compró dos hectáreas de una propiedad en Santa Lucía sólo para quedarse con la reja colonial de madera que había afuera.

Un dato curioso sobre la obra de Gnecco es que, en 1892, ante la escasez de billetes y de monedas, el Gobierno le encargó imprimir dinero para que hubiera más circulante en la provincia. El bono provincial fue llamado el ‘Conciudadano‘.

En sus últimos años recolectó mucho material arqueológico. Él mismo iba a cada lugar, y aún a su avanzada edad hacía tareas de campo. Fue un hombre muy activo hasta su muerte, a los 83 años, el 28 de mayo de 1940.

El más antiguo

El Museo Histórico Provincial Agustín V. Gnecco es el más antiguo de San Juan. Se inició con las colecciones de numismática y filatelia que trajo su creador desde Buenos Aires en 1886 y actualmente cuenta con un patrimonio de más de 170.000 piezas.

Su primera sede fue la propia casa de Gnecco. Por la falta de espacio, una importante parte (con 10.000 piezas) fue vendida al Museo de Luján. Anavadro Gnecco, hijo del fundador, comenzó a hacer gestiones para que el museo tuviera sede y funcionamiento permanente. Pero recién lo logró en 1975, cuando pudo instalarlo en un local bastante pequeño, alquilado por el Gobierno de San Juan. Luego hubo una mudanza a un depósito, en el salón de actos de una escuela, durante 4 años.

En 1981 la colección pudo ser trasladada al antiguo edificio de la Escuela Normal San Martín, donde por varios años compartió espacio con el Museo de Bellas Artes Franklin Rawson.

En 1978 tres evaluadores nacionales de primer nivel hicieron un informe técnico sobre la Colección Gnecco, a la que se refirieron como ‘uno de los repositorios más importantes de nuestro país‘, de ‘gran utilidad para investigadores o historiadores‘ y con una biblioteca ‘única en su género y una de las más completas en temas americanos‘.