Aún recuerda cuando hizo el primer vestido. Fue en 1968, cuando por entonces Raquel Mortensen de Riveros apenas tenía 24 años. Hoy ella tiene 68 y sigue con la misma pasión: coser ajeno pero para una sola modelo, nada menos que la Virgen de Nuestra Señora de la Candelaria. En Cienaguita, un pequeño pueblo del departamento Sarmiento, Raquel se convirtió en la modista que viste las dos imágenes de la patrona del lugar, al punto que los años le permitieron llenar de vestidos un pequeño placard en la sacristía de la capilla.
‘Fue algo que me nació hacer en su momento y que sigo haciendo apenas tengo una telita a mano. Hubo veces también en que algunos visitantes de la capilla, que tenían promesas con la Virgen, me trajeron la tela para que yo les cosiera un vestidito. Realmente yo no soy costurera, pero me doy maña y me gusta’, contó Raquel, quien es madre de siete hijos, todos mayores de edad. Algunos vestidos tardaron un par de días en ver la luz, mientras que otros fueron más complejos y llevaron más tiempo, siempre hechos en la nochecita, cuando los trabajos en su casa le daban un respiro a Raquel.
‘Uso distintas telas y además del vestidito, obviamente que también le hago la capa’, apuntó la mujer. El placard en la sacristía tiene un vestuario en miniatura en el que predominan los colores celeste, rosado, beige y blanco, con variedad de bordados y detalles.
Durante muchos años Raquel fue la encargada de la parroquia, que data de aproximadamente 1836 y que tiene uno de los campanarios más bonitos de los templos sanjuaninos. Entonces, se le hizo costumbre cambiarle vestidos a las dos imágenes de la Virgen, por lo que cada cuatro meses tienen un nuevo vestuario. Es más, desde hace años que no muestran un mismo vestido para las fiestas patronales del lugar, que se celebran los días 2 de febrero.
Las dos imágenes de la Virgen tienen unos 60 centímetros de alto y sus partes visibles son sólo el rostro y las manos, pues el resto del cuerpo presenta estructuras de madera. Además, tienen pelo natural que, según dijeron, fue donado por un joven del lugar, tras una promesa.
Una de las imágenes siempre domina el templo, mientras que la otra es la que los vecinos llaman ‘Virgen misionera’, porque suele ir pasando de casa en casa en Cienaguita. Y las dos siempre están de estreno. ‘Ahora estoy restaurando los vestidos viejitos, siempre hay algo para hacer con la Virgen’, señaló Raquel.
La Virgen de Nuestra Señora de la Candelaria es vecina de otra imagen con mucha devoción en la zona, la de Lourdes que se encuentra en una vertiente.

