"Estaba en el kiosco de Tribunales cuando escuché por la radio lo del golpe militar. Sentí mucho desconcierto, no sabía qué hacer, pero decidí continuar con mi rutina diaria como si nada hubiera pasado. Pero no siempre pude mantenerme ajeno a lo que ocurría en todo el país. Me acostumbré a ver los Falcon verdes recorriendo las calles del barrio Teresita, donde vivía. Cada vez que pasaba uno me angustiaba la idea de que frenara en mi casa. Pero nunca sucedió, de todos modos recibí un apriete. Paralelamente a mi trabajo de abogado escribía poemas. Publiqué un libro y a los días unos policías me llevaron a la oficina de un ministro que me dijo que no le gustaba uno de los poemas y me preguntó si lo escribí porque era un montonero. Le dije que no, que lo escribí porque era un tema que estaba de moda. Era un poema sobre el Che Guevara. Creo que esta dictadura nos enseñó una lección: aprender a valorar nuestra libertad y nuestros derechos".
