La Junta Médica del Vaticano, compuesta por siete médicos, determinó que la recuperación de Camila Brusotti no tiene una explicación científica y que por ello es considerada un milagro. Los golpes que le dieron su madre, Alejandra Ríos, y su padrastro, Pedro Oris, le ocasionaron un infarto masivo en el hemisferio cerebral derecho que le provocó una hemiplejía. Médicamente, luego de este pronóstico es imposible recuperar la movilidad del cuerpo. “Me dijeron que si Camila seguía viva iba a ser como un vegetal”, dijo al respecto su papá, Javier Brusotti. Pero la situación de la nena cambió 360 grados de un día para el otro. Mientras que Jorge Hirsch, director de la clínica CERINI, donde hace rehabilitación, dijo que “el pronóstico era que nunca iba a poder caminar. Ahora, si bien no está totalmente recuperada, su rehabilitación es muy buena, pero deberá ser de por vida. Arrastra el pie izquierdo y tiene dificultades en una de sus manos”. Agregó que la recuperación a nivel cognitivo fue de casi el 100% y que va a la escuela junto a una docente auxiliar integradora.
Por su lado, Valeria Pardini, una de las médicas que la atendió durante su internación, contó que para ella, el milagro comenzó cuando su abuela materna entró a la Terapia Intensiva, cuando Camila estaba con el respirador, y le comenzó a hablar y a cantar. “Fue en ese momento cuando la nena se conectó por primera vez, habló, le contestó e incluso la siguió en la canción”, explicó Pardini. La médica dijo además que “fue algo que nos tocó mucho. Fue shockeante. Todos en el sanatorio pensamos que hubo algo más. Era impensable que pudiera recuperarse como lo hizo. La abuela es una persona divina. Rezaron mucho, hicieron que interviniera el Cura Brochero. No existe otra explicación. Ahí la ciencia no actuó”.
Javier contó que durante los 60 días de internación, todos rezaron mucho, pero que fue su abuela materna la que hizo la promesa. “Ella fue quien la encomendó a Brochero. Su recuperación fue lenta, pero increíble. Estuvo 45 días en coma. Pero se despertó”, dijo emocionado el hombre, quien contó que ahora Camila busca todo el tiempo que le den un beso o que le hagan una caricia.
Para los médicos fue difícil de creer que tras el panorama clínico de Camila, la nena comenzara a mover primero una pierna y luego un brazo, sin que ellos la hubiesen sometido a ninguna clase de tratamiento. “No había nada que hacer. Por eso decimos que hubo algo más”, agregó Pardini.
Ahora, Camila va al colegio, juega con su hermano (hijo de la pareja de Javier) y es muy cariñosa. El papá contó que va a la psicóloga y que lleva una vida normal. “Queremos dar vuelta la página”, dijo Javier.
Esta nota fue publicada en la edición papel de Diario de Cuyo del día 11 de Septiembre del 2015
