Según el Ing. Agr. Maximiliano Battistella, del Área Vitivinicultura de la EEA San Juan INTA, “generalmente, en los cultivos se realizan prácticas homogéneas como aplicaciones fertilizantes, guano o riego, sin tener en cuenta la heterogeneidad de los mismos. Esto, en la mayoría de los casos acentúa la heterogeneidad o, en su defecto, se derrochan recursos. La viticultura de precisión es una herramienta técnico-económica. Pueden utilizarse equipos de diferente complejidad, con mayor o menor sofisticación, dependiendo de la escala de producción, del tipo de cultivo, de la variabilidad del sistema y de los recursos disponibles, entre otras cosas. Sin embargo, lo más importante, es el concepto que encierra la agricultura de precisión: obtener, ordenar y analizar información útil de nuestros cultivos para evaluar la conveniencia de un manejo sitio específico que redundará en una mayor eficiencia productiva, mejorando la rentabilidad.

Tecnologías que informan

Para poder determinar áreas homogéneas o realizar manejos sitio-específicos en el viñedo es necesario contar con información del mismo. Esta información puede ser obtenida a través de mediciones directas del cultivo como: diámetros de troncos, peso de poda, superficie foliar, densidad de hojas, carga y calidad de uva, y el estado hídrico de las plantas; e informaciones complementarias como: muestreos de suelo, evaluaciones de riego, distribución de plagas, enfermedades y malezas, entre otras.

Otra fuente de información puede provenir de “sensores remotos”, de los cuales el más difundido es la fotografía aérea obtenida desde un sensor multiespectral transportado en avión. Parte de la energía solar reflejada desde la superficie terrestre es representada en una fotografía multiespectral. Un programa analiza esta información que muestra la distribución de la cobertura vegetal del suelo (biomasa) estimada a través de índices. El de mayor difusión es el NDVI (Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada, en castellano).

En el recientemente finalizado proyecto “Apoyo al Desarrollo Vitivinícola Regional”, con influencia en Mendoza y San Juan, se desarrollaron algunas líneas relacionadas al uso de esta tecnología. Fue una respuesta a la demanda de diferentes empresas vitivinícolas y la disponibilidad en el medio, de algunas herramientas tales como fotografías aéreas multiespectrales, imágenes satelitales y GPS.

En la Estación Experimental Agropecuaria San Juan INTA, las líneas de investigación se focalizaron en el análisis digital de las fotografías y su correlación con la información de diferentes parámetros del cultivo obtenidos a campo tales como: peso de poda, superficie foliar estimada y potencial hídrico.

Se analizaron un parral y un espaldero de las variedades Syrah y Merlot respectivamente, para elaboración de vino, y un parral de la variedad Superior con destino para consumo en fresco. La información obtenida de los viñedos se localizó en el terreno mediante coordenadas geográficas a través de un sistema de posicionamiento global. La información se ordenó, clasificó y analizó en un sistema de información geográfico (SIG).

Si bien, a diferencia de otros trabajos, no se obtuvo correlación entre los valores de NDVI y la biomasa del cultivo (por lo que no se pudieron estimar condiciones del cultivo desde la fotografía), las imágenes, sin embargo, permitieron determinar áreas homogéneas en peso de poda y superficie foliar estimada. También pudieron separarse las áreas correspondientes a interfilares y suelo desnudo, lo que posibilitó diferenciar las hileras.

Con el análisis de la información complementaria del cultivo, se comprobó que la variabilidad del vigor estaba condicionada por la exploración radicular, a su vez limitada por las características del perfil de suelo de cada área.

Si bien las características físicas del suelo fueron un factor determinante de heterogeneidad en los viñedos, también se pudo observar el efecto del viento en el potencial hídrico del cultivo afectando desarrollo, rendimiento y calidad del mismo.