La elección comenzó bastante pareja, con votos para cada una de las 12 candidatas que aspiraban al cetro de Reina Anfitriona de la Fiesta Nacional de la Uva y el Vino, en Caucete. Pero a medida que avanzó el escrutinio, María Celeste Olivares y Melina Busso tomaron la delantera. Y cabeza a cabeza. Situación que se mantuvo hasta el final. Conclusión: ambas candidatas obtuvieron 29 votos cada una y hubo que ir a una segunda votación para determinar quién de ellas se quedaba con la corona. Ganó María Celeste, pero con la mínima diferencia.

Los organizadores de la elección, que se llevó a cabo en el municipio de Caucete la noche del viernes pasado, anunciaron que un jurado integrado por seis personas sería el encargado del desempate. Pero tuvieron que agregar un integrante más. Y a pedido del público. Los presentes dijeron que, por la belleza y simpatía de las dos candidatas, lo más probable era que el empate se repitiera. Tuvieron razón.

El recuento comenzó con un voto para cada una y la paridad se mantuvo hasta el final, provocando gran expectativa tanto entre las candidatas como en el público que, al igual que durante la primera elección, con lapicera y papel en mano llevó la cuenta de los sufragios. Y fue el último voto el que determinó que la ganadora era María Celeste Olivares, una morocha de 17 años, 1,76 metros de estatura, de 90-61-90 y que representó a la Unión Vecinal Barrio Ruta 40.

La flamante Reina Anfitriona sostuvo que es la primera vez que participa en un concurso de belleza. Pero que se siente totalmente capacitada y responsable para representar a Caucete como se lo merece. Y para no defraudar a sus antepasados. María Celeste es sobrina de Claudia La Fuente quien, en 1993, fue coronada como la primera Reina Nacional de la Uva y el Vino (las elegidas anteriormente fueron reinas provinciales).

A la una de la madrugada finalizó la elección y coronación de esta nueva soberana, pero nadie se retiró del lugar porque la fiesta recién comenzaba. Los chicos de la Banda Más Uno y de Mambo Puro se encargaron de ponerle ritmo y alegría a la noche, ante un público más que entusiasta. Hasta los niños trasnocharon para bailar cumbia y cuarteto.