Tras las repetidas marchas de protesta que iniciaron familiares de Lorena Ribot Núñez, una joven que falleció después de que le practicaran una cesárea en el Hospital San Roque (de Jáchal), caso que generó una denuncia penal bajo la acusación de mala praxis, ayer la directora del centro de salud salió a dar su versión. La médica Ivonne García, que estaba de licencia cuando sucedió la tragedia, dijo que la víctima ya había sido advertida de que un nuevo embarazo (el cuarto) sería "sumamente riesgoso’ para su vida, por las condiciones en que había experimentado sus partos previos, y que en las marchas detectó una "intencionalidad’ que no tiene que ver con el reclamo de familiares, ya que participan "piqueteros y agitadores sociales’, entre otros grupos no vinculados a la joven que falleció.

El caso, si bien sucedió en noviembre pasado, cobró mayor trascendencia días atrás, cuando la familia de la mujer fallecida decidió hacer una denuncia en la Justicia. Lorena había tenido un bebé, en un parto por cesárea, y aunque al principio estaba todo bien, horas más tarde su salud se complicó. Según contaron los familiares, todo se agravó de forma precipitada, a lo que se sumó la falta de reservas de sangre. La chica fue trasladada el mismo día al Hospital Rawson, donde finalmente murió. Y como la familia consideró que no había sido atendido como correspondía, hizo una acusación de mala praxis y la formalizó luego en la Fiscalía de turno.

La profesional se expresó ayer en una conferencia de prensa, en el hospital jachallero que dirige. Dijo que respetaba el dolor de la familia, pero que debía hacer una aclaración. "Ese embarazo fatal no debió producirse y así se lo hicimos saber en su momento al compañero o esposo y a la misma víctima, ya que venía de tres partos por cesárea, por lo que era sumamente riesgosa la posibilidad de un nuevo embarazo’, dijo García. Agregó que en repetidas oportunidades le ofrecieron distintos métodos anticonceptivos, pero que optó por buscar otro bebé.