El Gobierno nipón anunció ayer un gran operativo para poner fin a la escasez de combustible, que se une a otros para facilitar agua y alimentos, cuyas carencias son las nuevas amenazas para los miles de refugiados tras el terremoto del pasado día 11.

El Ejecutivo nipón se ha puesto en contacto con las petroleras del oeste de Japón para que envíen 20.000 kilolitros de gasolina y carburante al día a las regiones más afectadas. El ministro de Economía pidió a las refinerías que aumenten su operatividad.

Como consecuencia de la crisis en Japón desatada por el sismo, la canciller alemana, Angela Merkel, dijo ayer que quiere acelerar el abandono de la energía nuclear y rechazó las acusaciones de que podría haber cerrado siete plantas atómicas ilegalmente.

Frente al clima de preocupación mundial tras el terremoto, un nuevo sismo de 5 grados Richter sacudió ayer el centro de Chile, incluida la capital, en el último de una seguidilla de once temblores ocurridos en las últimas doce horas, nueve de ellos perceptibles.