Los sitios de encuentros personales pululan en las redes hace unas décadas, muchas veces para aventuras extramatrimoniales. También son una oportunidad de ampliar la oferta de candidatos a la hora de comenzar una relación sentimental. Y en contadas ocasiones reencontrar exparejas para tener affaires conmemorativos de los buenos tiempos. Lo que los vuelve particular a estos sitios es la idiosincrasia sanjuanina, ya que es un sitio geográfico donde todos nos conocemos en lugares comunes. La duda es ¿cuánto tardarán en cruzarse con personas conocidas dentro de las redes sociales?
En la era de la comunicación, que los usuarios puedan reencontrarse con personas con las que perdieron contacto en algún momento es bastante positiva. La singularidad se da cuando se comienza a tratar con extraños. Ahí se cae en un romanticismo platónico, fantasioso y escéptico o en una situación impulsiva sexual, irracional y furtiva.
Más allá de los polos, lo que centra nuestra general atención e interés es la oportunidad de charlar con un amigo o eventual amante, en cualquier momento, lugar y hora (siempre que la señal y la batería acompañen) teniendo por seguro una respuesta inmediata del otro lado. Y la multiplicidad de grupos a los que nos podemos agregar y suscribir amplía la cantidad de personas para hablar. Lo curioso es que a pesar del uso del lenguaje no se promociona el diálogo. En conclusión estos lugares son una respuesta a una demanda social de vincularidad, actividad social mediada (por un dispositivo o plataforma virtual) y no por una actividad relacional contextual (de verse cara a cara unos con los otros)’, Gabriel Martínez, licenciado en Psicología.
