En un día normal, por el llamado Rancho de Tropa (el lugar donde comen los efectivos) pasan unas 37 personas. Para el almuerzo de ayer, esperaban a 150 y para la cena a 250, por lo que el personal de cocina trabajaba sin descanso preparando unos 44 kilos de polenta con tuco. Ese rincón del RIM 22 fue una muestra del ritmo frenético en el que se sumió el destacamento, que mostró una cara diferente a su rutina corriente por la llegada de unos 2.000 militares que desfilarán hoy, como así también una treintena de vehículos (ver página 13).
En uno de los patios, la Compañía Cazadores de Montaña de Puente del Inca, Mendoza, bajaba cuatro motos enduro y un sexticiclo de un camión, mientras que más allá los efectivos del Grupo de Artillería de Montaña 8, de Uspallata, colocaban las ametralladora 12.7 en los camiones Unimog. En tanto, un suboficial sanjuanino y su familia aprovecharon el franco para conocer de cerca los anfibios que integran la fuerza de paz de la ONU, que llegaron el viernes.
En una de las cuadras y tras bajarse de un micro, empezaron a acomodarse los 44 granaderos que llegaron desde Buenos Aires. La cantina se llenó con efectivos que buscaron algo para beber antes del almuerzo, casi cuatro veces más grande que lo normal en el RIM 22. La polenta de ayer, por ejemplo, se hizo con 12 kilos de carne molida, 12 kilos de polenta, 8 litros de salsa de tomate, 6 kilos de cebolla y 6 kilos de zanahoria. El RIM 22 alojó ayer a personal militar de Mendoza, Córdoba, La Pampa y Buenos Aires, mientras que hoy llegará el resto de las compañías y regimientos, que sólo estará un día.

