Fue la menor, pero la más fuerte y la más incondicional. Lo acompañó a su exilio y hasta se instaló en Buenos Aires para ayudarlo en su casa. Crió a su hija y a sus nietos y fue una de las primeras docentes que tuvo el colegio Santa Rosa. Se trata de Rosario, una de las hermanas de Domingo Faustino Sarmiento. Hoy se cumplen doscientos años de su nacimiento.

Sarmiento creció rodeado de mujeres. Sus hermanas fueron un apoyo fundamental. Pero con cada una tuvo una relación especial. Mientras que con las mayores compartió la pasión por la educación, con la más chica, Rosario, lo unió el amor por el hogar. Tan es así que esta mujer dejó todo por acompañarlo y asistirlo, sobre todo durante su presidencia. Rosario no dudó en instalarse en Buenos Aires para tomar las riendas del hogar porque su hermano se había separado y tenía una hija a quien educar. Es por eso que la mujer se quedó con él en la casa en la que hoy funciona la Casa de San Juan en Buenos Aires. En el dormitorio que fue de Rosario hoy se encuentra instalada la oficina que ocupa el Gobernador.

Pero esta no fue la primera vez que Rosario dejaba todo para ayudar a su hermano. Durante su segundo exilio a Chile, no dudó en acompañarlo e instalarse con su madre, doña Paula, en el pueblo de San Felipe, donde abrió una pequeña escuela.

“Fue tanto el agradecimiento que sentía Sarmiento por esta hermana que cuando terminó su mandato como Presidente, le regaló el juego de dormitorio, que luego se trajo a San Juan y está expuesto en la Casa Natal”, dijo Beatriz Coria, ex directora de la Casa Natal de Sarmiento. Aseguró además, que Rosario fue un pilar fundamental para Sarmiento, sobre todo en las tareas domésticas.