En el listado oficial de beneficiarios del último sorteo masivo del IPV, en el Grupo Ex Combatientes, figura David Ayllón. Está décimo tercero en la lista de titulares, con el número de sorteo 57. Hasta ahí, todo bien. Si no fuera porque está todo mal: pese a figurar en ese lugar privilegiado, no le darán la casa. El argumento oficial es que Ayllón no es ex combatiente de Malvinas, única categoría válida para ese grupo de inscriptos. Pero, a su vez, fue el propio IPV quien lo incluyó en ese grupo, lo sorteó y, encima, salió favorecido. Y todo se trató de un error administrativo, ya que Ayllón jamás debería haber figurado en ese grupo, porque sí peleó cuando era soldado, pero en el alzamiento de La Tablada, en enero de 1989.
El interventor del IPV, Vicente Marrelli, dijo ayer estar al tanto de la situación y estar "estudiando el tema". Pero una alta fuente del instituto, fuera de grabador, fue mucho más allá: dijo que ya es decisión tomada (y aún no comunicada oficialmente) sacar a Ayllón de la lista y no entregarle la casa, porque de hacerlo, se estaría violando el reglamento, que como Ex Combatientes sólo considera a quienes participaron en la Guerra de Malvinas. A la vez, la misma fuente admitió que fue un error administrativo sortear al ex soldado. "Seguramente viene de un padrón viejo y pasó automáticamente", dijo.
Ayllón, un sanjuanino que estuvo en el Ejército en Buenos Aires, lleva 13 años inscripto en el IPV. Le contó a este diario que, previo al último sorteo, en el IPV le preguntaron si había estado en algún conflicto armado, y contó lo de La Tablada, donde fue herido y condecorado. Entonces, dijo, lo anotaron como Ex Combatiente. "Yo siempre dije que combatí en La Tablada. Jamás me colgué de Malvinas", contó el hombre, que dijo haber recibido luego un llamado del IPV avisándole que perderá el beneficio. Ayllón tiene 45 años, esposa, tres hijos y vive en una casa de adobe, limpia y ordenada pero muy humilde, en Villa Krause.
"Cuando mi mujer miró la lista en el Centro Cívico y vio que habíamos sido sorteados, me llamó al borde del infarto por la emoción -dijo Ayllón-. Ahora seguramente se va a infartar, pero cuando se entere de que no nos van a dar la casa que llevamos tantos años esperando".

