La próstata es una glándula masculina que se ubica por debajo de la vejiga, y su función es producir una sustancia que se elimina al eyacular y que permite preservar el espermatozoide cuando se encuentra fuera del cuerpo.

Con el paso de los años, y como resultado de cambios hormonales, esta glándula se degenera y cambia su forma mediante un aumento de su tamaño. A esto se le llama hiperplasia prostática benigna, una patología de alta frecuencia en adultos mayores de 50 años y que puede producir síntomas que requieran tratamiento. Al respecto, el doctor Alejandro Sosa, Jefe del servicio de Urología en Hospital Privado Universitario de Córdoba, explica que si bien este crecimiento de la glándula prostática es benigno ante la presencia de alguna sintomatología resulta fundamental hacer una consulta a tiempo.

Los síntomas más frecuentes son: levantarse durante la noche para orinar (nicturia), orinar muchas veces en un corto tiempo (frecuencia miccional elevada), sentir una necesidad imperiosa por orinar (urgencia miccional), tener alteraciones en la fuerza y la calidad del flujo urinario, sentir que la vejiga no se desagota por completo al orinar.

“Estos son los síntomas más frecuentes. Sin embargo, la hiperplasia prostática benigna también puede presentarse inicialmente con hematuria, es decir con la pérdida de sangre en la orina. Esto también es una característica del crecimiento benigno de la próstata”, señala el doctor Sosa.

*Doctor Alejandro Sosa, Jefe de Urología y Jefe de Quirófano en Hospital Privado.

Debido a que esta patología es producto del paso del tiempo, para un manejo adecuado el foco está puesto en la realización de controles regulares que posibilitarán detectar precozmente cualquier alteración y definir si requiere tratamiento. Estos controles deben realizarse de manera anual a partir de los 50 años o a partir de la aparición de algún síntoma.

El control prostático

El doctor Sosa comenta que el chequeo de la próstata consta de varias instancias, todas necesarias para un diagnóstico correcto y preciso de acuerdo al paciente. Estas son:

Evaluación clínica: para conocer si la hiperplasia prostática benigna afecta en alguna medida la calidad de vida de la persona, si presenta síntomas y si estos son leves, moderados o severos.

Tacto rectal: momento fundamental para conocer si la glándula tiene alguna alteración.

Estudios complementarios:

Ecgrafía de todo el árbol urinario, ya que no solo es importante observar el tamaño de la glándula prostática sino también cómo este crecimiento repercute en toda la vía urinaria.

Examen de rina, que posibilita controlar si existe una infección urinaria o pérdida de sangres no visibles.

Prueba del Antígen Prostático Específico, cuya medición en sangre representa un alto indicador para el diagnóstico del cáncer de próstata. Sin embargo, no debe considerarse como único indicador de esta enfermedad, sino que debe combinarse con los métodos antes mencionados.

“Los controles periódicos son necesarios para ver cómo está la próstata y a su vez también para diagnosticar de manera precoz la presencia de cáncer de próstata”, agrega el urólogo Alejandro Sosa.

La hiperplasia prostática benigna, ¿tiene tratamiento?

Como se mencionó anteriormente, el aumento en el tamaño de la glándula prostática no necesariamente produce síntomas en todos los hombres. Por lo que, de acuerdo a cómo estos se presenten (o no) y los resultados que se obtengan de todo el control prostático, variará el tratamiento y seguimiento que se requiera. “Si bien hay pacientes con síntomas leves que no ven afectada su calidad de vida y no requieren tratarse, no significa que no deban hacer su control o que en un futuro no requieran un tratamiento”, indica el doctor Sosa.

Quienes sí deberán tratarse son aquellos que tengan una sintomatología moderada o severa. En estos casos la terapéutica puede ser medicamentosa o quirúrgica. Esta última será una alternativa también para aquellos pacientes que presenten una mala tolerancia o respuesta a los medicamentos, o bien frente a complicaciones que pueden haberse presentado (como sangrados, dilatación de los riñones, insuficiencia renal o grandes volúmenes de retención de orina).

Una intervención quirúrgica para esta patología puede ser realizada a cielo abierto o por vía endoscópica. Sin embargo, en una institución de salud como el Hospital Privado Universitario de Córdoba se realizan en mayor medida las cirugías endoscópicas. Dentro de estas se encuentran las tradicionales (con energía monopolar o bipolar) y con láser. En el centro de salud mencionado se utiliza el láser de Holmium, una tecnología nueva que permite una resección de la glándula prostática mediante la irrigación de una solución salina que permite extender el tiempo quirúrgico, menor tiempo de internación posterior y una rápida recuperación y reinserción a la vida cotidiana del paciente.

“El tratamiento siempre se elige de acuerdo a la persona, a sus síntomas y la manera en que estos afectan su calidad de vida”, agrega Sosa.

En relación a la asistencia a centros de salud y la realización de cirugías en tiempos de coronavirus, desde el comienzo de la pandemia en Hospital Privado se implementaron las medidas necesarias para la seguridad de quienes asisten y permanecen en todos sus establecimientos.

Sobre Hospital Privado Universitario de Córdoba

Hospital Privado Universitario de Córdoba es una institución médica ubicada en el centro de Argentina que brinda medicina de excelencia a los pacientes, tanto de manera particular como a través de numerosos convenios con distintas obras sociales del país y prestigiosas aseguradoras internacionales. Se encuentra entre los principales centros de derivación a nivel nacional, abarcando todas las especialidades médicas. Las diferentes áreas de complejidad están a cargo de profesionales destacados con logros únicos en el interior del país.

Su sede central, ubicada en Av. Naciones Unidas 346 de Córdoba Capital, abarca 30.000 m2, está integrada por cinco plantas totalmente renovadas y equipadas con aparatología de avanzada, amplias habitaciones con la mayor comodidad, quirófanos y unidades de última generación.

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