La directora y la vicedirectora de la escuela de educación especial Sarmiento sumaron un nuevo eslabón a sus cuestionamientos. A la investigación por presunto maltrato a docentes que anunció el Ministerio de Educación tras la difusión de un documento y la queja pública de maestros que pasaron por la institución, una docente que actualmente se desempeña en la escuela indicó que denunciará por violencia laboral a ese equipo de conducción, específicamente por maltrato psicológico, según la ley provincial 7.939. A su vez, otra maestra aportó su caso y denunció también maltrato a alumnos.

Rocío Fernández anunció ayer que realizará en las próximas horas la denuncia por violencia laboral en la Dirección General de Recursos Humanos, dependiente de la Secretaría de Gestión Pública del Ministerio de Hacienda, pues es la autoridad de aplicación. Fernández, quien trabaja en esa escuela desde 2010, habló de un constante hostigamiento por parte de los directivos. ‘Una vez, no pude dar clases en todo el día porque me llamaban a cada rato de Dirección y en otra ocasión me quisieron labrar un acta por una falta de respeto a una portera, en un hecho que jamás existió. El año pasado apelé el concepto (evaluación anual que realizan los directivos) y me amenazaron con que si no daba marcha atrás con el reclamo, debía trasladarme porque mi situación allí iba a cambiar, que tenía que atenerme a las consecuencias’. Y agregó que ‘ellas (por la directora Rosa Blanquer y la vicedirectora Adriana Olguín) me dicen que no sé enseñar, que tengo que rever mi personalidad, se meten con mis hijos o mi familia’.

De acuerdo a la ley, tras la denuncia por violencia laboral, la Dirección de Recursos Humanos deberá llamar a una audiencia conciliatoria. En caso de no llegar a un acuerdo, la denuncia avanzará a otra instancia, con un sumario administrativo.

Por su parte, otra docente, Marisa Sánchez, quien dio clases en la escuela hasta 2012, apuntó que fue ‘desgastante’ su paso por ahí. ‘A mí me trataban de ignorante, me decían que tenía problemas mentales, me hacían rehacer una y otra vez las planificaciones. Era una persecución constante’, indicó. Y denunció situaciones irregulares con algunos alumnos. ‘Empezaron a despachar a los alumnos porque llegaban tarde. Los chicos son discapacitados y algunos caminaban varios kilómetros, pero no los dejaban entrar. Ni la taza de leche les daban. Cuando cuestioné eso, me dijeron que así los chicos iban a aprender. A otro estudiante que usaba pañales le llegaron a pedir que no hiciera sus necesidades porque no podían cambiarlo. Hubo días en que no hubo comedor porque se les acabó la plata, otra vez hicieron sopa de arroz porque nadie fue hacer las compras y el colmo fue cuando le echaron vinagre a una ensalada de frutas, y así se la sirvieron a los niños. Yo me cansé de todo eso y al último me encerraba en mi aula, para no cruzarme a los directivos’, dijo.

Blanquer, en tanto, ayer no opinó sobre el caso al indicar que estaba ocupada.