El pasado 10 de septiembre, Nadia Navas y su hija de 9 años viajaban en su auto en Capital cuando sufrieron el impacto de otro vehículo conducido por un hombre 82 años. Ambas fueron trasladadas al Hospital Rawson, donde las asistieron por golpes, escoriaciones y heridas. Después les dieron el alta, pero ella notó que algo no estaba bien con su brazo recientemente suturado. Tras presentarse en el Hospital Rawson y no recibir atención, decidió ir a una clínica privada aunque no tiene obra social. Debieron operarla de urgencia porque, según contó, la herida estaba sucia y se había infectado. Gastó más de $40.000 y busca que alguien se haga cargo del error.

“Recuerdo que después del accidente, cuando llegué al hospital, sólo preguntaba por mi hija. Me hicieron placas y, ante mi insistencia, el médico me dejó incorporarme para que pudiera verla y saber que estaba bien. Fue cuando sentí un tirón en el brazo y le pedí que me lo mirara. Yo tenía una gasa en la herida que me puso un enfermero que justo pasaba por la calle cuando me accidenté y él me dijo que les dijera a los médicos que miraran porque era para sutura. El médico del hospital me dijo que él creía que ya me habían curado la herida, porque tenía la gasa y me miró el brazo. Me informó que sí, efectivamente era para sutura y llamó a otro doctor”, relató Nadia.

Y continuó: “Vino el otro médico, me miraron con una lámpara y me hicieron los puntos. Me dijo que me había sacado un vidrio y que ya podía ver a mi hija, que estaba fuera de peligro porque tenía la espalda raspada y un golpe en la cabeza pero no era grave. Entonces, nos dieron el alta”.

Al llegar a su casa, Nadia sintió dolores muy intensos en el brazo. Al día siguiente decidió volver al hospital. Pero, ante su consulta dijeron que no podían atenderla porque no era accidente reciente. Entonces, ella le pidió a su marido que la llevara a la Clínica el Mercedario. “No tengo obra social, pero no daba más del dolor y tenía miedo. En la consulta confirmaron que no tenía fisura ni quebradura, pero me dijeron que la herida había sido muy profunda y me inmovilizaron el brazo, además me dieron calmantes y eso me hizo bien”.

El lunes siguiente, la mujer volvió a la clínica privada para curación y el médico le dijo que dejara los calmantes. El dolor intenso volvió y entonces decidió regresar a la clínica dos días después. “Cuando el médico me miró tenía el brazo rojo, hervía, y me dijeron que tenía fiebre. Me hicieron una ecografía y encontraron vidrios, arena y piedras. El médico me aseguró que tenía operar urgente, pero le dije que no tenía obra social ni dinero. Me hicieron muchos descuentos y me pasaron un presupuesto. Tenía que entrar al quirófano al día siguiente. Decidí volver a consultar al Hospital Rawson porque de verdad no tenía la plata, pero fui dos veces más en vano, no logré que me operaran ahí”, confió Nadia.

Su madre, que está desocupada, consiguió el dinero. “No sé de dónde lo sacó, mis padres están muy mal económicamente, pero acepté la plata porque no me quedaba otra”, contó la mujer.

Finalmente se sometió a la intervención que le costó $41.800 y ahora está mejor. Comentó que “el dolor que siento sigue siendo fuerte, pero creo que ya estoy mejor. Mi problema es que no tengo plata, porque me quedé sin trabajo en abril y empecé a vender cosas dulces para subsistir. Mis padres también están desocupados. Le doy gracias a Dios por tener a mi hija viva, pero necesito que alguien me dé la plata que gasté”, dijo la mujer entre lágrimas. Y aseguró hoy se reunirá con un abogado para ver qué medidas puede tomar.