Durante nueve años estuvieron en pareja. Hace algunos días se casaron. Y su casamiento se transformó en un hecho sin precedentes. Cintia y Diego formalizaron su amor en Terapia Intensiva del Hospital Rawson, donde ella aún lucha por mantenerse con vida. Fue el primer matrimonio celebrado en este lugar, según los enfermeros que llevan más de 20 años trabajando allí.

La vida de Cintia Allenda (24) y Diego Pelaitay (28) transcurría sin sobresaltos en su casa en Pocito y junto a su familia. Pero a mediados de mayo todo cambió. Ella contrajo un virus que le infectó la sangre y que afectó sus cuatro extremidades. La internaron en Terapia Intensiva y a los pocos días le amputaron el brazo izquierdo. Pero la infección no se detuvo y los médicos no descartaron la posibilidad de amputarle los demás miembros. Opción que, según lo que le dijeron los profesionales, no se sabía si sería suficiente para detener el avance del mal y descartar el riesgo de muerte.

De todos modos, y con un pronóstico tan poco prometedor, Cintia concretó el sueño de casarse. Allí mismo, y sin moverse de la cama.

A pocos días del matrimonio, y aún en Terapia Intensiva, la chica recibió a DIARIO DE CUYO para contar su historia de amor. "Después de perder el brazo, ningún parte médico me sorprendió -dijo-. Pero fue Diego quien me dejó sin palabras el día que me preguntó si me quería casar con él. No dudé en responderle sí, quiero".

Cintia contó que ni bien el personal de Terapia se enteró de la noticia, comenzaron a organizar el evento. Mientras su novio se encargaba de buscar a un juez de paz y a un cura para el casamiento civil y religioso, las enfermeras del servicio prepararon el ajuar para la novia y la decoración de la habitación. "A ella le hicieron un tocado y pusieron flores por todas partes -dijo Diego sin dejar de acariciarle el cabello a su esposa-. Todos los enfermeros me felicitaban por querer casarme con Cintia a pesar de lo que estaba pasando. Pero yo les decía que para mí no era un sacrificio, sino la forma de demostrarle que la amo y que voy a estar con ella en las buenas y en las malas".

Según cuentan los flamantes esposos, la ceremonia de casamiento se realizó sin hacer demasiado ruido para no molestar a los demás internos. Pero con mucha emoción y la presencia de algunos familiares y amigos.

Por el momento, el estado de salud de Cintia Allenda de Pelaitay es estable, aunque sin un pronóstico certero. Todavía se encuentra internada en Terapia Intensiva a la espera de los resultados de nuevos estudios. Pero con mucho optimismo. "La fiesta, los anillos y la Luna de Miel, para cuando me den el alta", le dijo a DIARIO DE CUYO a modo de despedida.