María Caballero, de 39 años, mostraba ayer un raspón en la frente, varios moretones en un brazo y el pecho y una radiografía que le habían indicado. Decía que eran las secuelas de haber caído en un pozo negro que, aunque está en plena construcción, según ella en ese momento no tenía ningún tipo de vallado. El pozo está en la vereda del barrio Sarassa, en Trinidad, y lo arregla una empresa privada contratada por OSSE. Al respecto, el presidente de la entidad, Adrián Cuevas, dijo no estar al tanto del caso. Según contó la mujer, caminaba al costado del pozo, de unos 3 metros de diámetro por unos 15 de profundidad (foto derecha), cuando la tierra se desmoronó y cayó en su interior. Apenas tuvo tiempo de tomarse de un caño, pero igual ya estaba tan adentro que las aguas servidas le llegaban hasta la nariz. Empezó a gritar desesperada y tragar líquido, la escuchó alguien que justo pasaba por ahí y finalmente la sacaron entre 8 trabajadores de la obra, que hicieron una cadena. La mujer radicó luego una denuncia en la Comisaría 3ra, por considerar que el pozo estaba sin vallar por pura negligencia.
