Un vecino del barrio Arrayanes I, del departamento Rivadavia, estaba saliendo de su casa para el trabajo cuando su auto quedó enterrado en un gran pozo. Se había empezado a formar la noche anterior en la calle de tierra de unos 50 metros llamada Proyectada III, debido a que no había quedado bien compactada por OSSE, según dijeron los mismos operarios de la empresa que estaban ayer solucionando el problema. Y, como la zanja estaba tapada con agua de riego que se había desbordado de las cunetas tapadas, el hombre no pudo ver la profundidad real del pozo. Con su auto elevado en un costado y hundido en el otro y tras varias aceleradas y patinadas inútiles de las ruedas sobre el lodo, decidió llamar una grúa de auxilio. Pero esta, en el intento de remolcar el vehículo, también se hundió y tampoco pudo salir. Luego de casi dos horas de intentos frustrados, tuvieron que acudir a lo insólito: llamar a otra grúa para rescatar ambos vehículos.
La calle de tierra se había hundido porque, según contaron los vecinos y los empleados de OSSE, hace dos semanas se concluyó allí una conexión de cloacas (aún no habilitada) y la calle no estaba bien compactada. Por eso, la tierra cedió. El primer accidente fue hace tres días. Cuando largaron el agua de riego el martes a la noche, las cunetas sin impermeabilización se desbordaron porque estaban tapadas con la tierra que había quedado allí tras la obra cloacal. Osvaldo Penisi, un vecino del barrio, pasó esa noche con su auto y unos 10 metros de la calle se hundieron bajo sus ruedas, dejándolo sumergido en un profundo pozo fangoso. Llamó la grúa del auxilio mecánico y pudo sacar el auto ileso, aunque lleno de barro, contó su hijo Gabriel.
Fue el miércoles por la mañana cuando el auto de otro vecino y la grúa que fue a auxiliarlo tuvieron menos suerte. El hombre se iba a trabajar alrededor de las 6 de la mañana y quedó atascado ni bien su auto salió del garaje de su casa y pisó la calle. El conductor de la grúa que había ido a socorrerlo intentó remolcarlo pero su vehículo también quedó atrapado en el lodo. Por eso, tuvo que llamar a uno de sus colegas de trabajo. Para ayudarlos, la segunda grúa se tuvo que ubicar en un lugar seguro de la esquina de calles Los Cedros y Proyectada III para no quedar en la misma situación que los otros dos vehículos. Desde ahí instaló un malacate (cable de acero) en la otra grúa y la remolcó más de cinco metros hasta sacarla del pozo. Lo mismo hizo el conductor de esta última para sacar, por fin, el auto que había pedido el auxilio. Recién como a las 8:30 de la mañana, el auto y las dos grúas pudieron salir de la trampa de barro.
Pero esos tres no fueron los únicos vehículos afectados. Esa misma tarde fue el turno de una camioneta 4×4. Su conductor había entrado a la calle para visitar a una de las familias confiado en la doble tracción de su rodado pero, cuando quiso salir del barrizal, no pudo y tuvo que solicitar otra grúa. El hundimiento de la calle comenzó el martes pasado por la noche y ayer estaba siendo solucionado. Una brigada de OSSE estuvo desde la mañana rellenando con tierra seca los pozos, que estaban inundados con el agua de riego. Luego iba a emparejar la calle y compactar para rellenar después con ripio y volver a hacer una compactación.