“Empezamos a las 4 de la tarde y no tenemos hora de cierre. El tiempo se nos pasa volando y eso nos sirve para contenernos unas a otras y para compartir lo que nos pasa, mientras que damos las puntadas”, contó Nancy Castro, una de las impulsoras de un grupo de mujeres que se junta a bordar. Ahora harán una exposición para reunir fondos y ayudar a Apadim, una institución que alberga personas discapacitadas y que busca comprar un terreno porque su sede actual quedó chica.
Son unas 30 mujeres de todas las edades, la más grande tiene 77 años y la más joven, 35. Pero tiene en común la necesidad de reunirse y realizar una tarea manual que las distraiga de los problemas cotidianos. Además, ayudan a sostenerse entre sí cuando pasan por alguna situación difícil. “Es como hacer terapia. A algunas se les murieron familiares cercanos como maridos, hijos, hermanos. En ese momento, estamos todas para apoyar. Acá lloramos y reimos. Todo en una misma tarde”, contó Nancy.
Así, dos veces por semana se dedican a bordar con una técnica que aprendieron de una bordadora de Buenos Aires que llegará a San Juan para participar de la exposición. La iniciativa de reunirse a bordar surgió hace algunos años. Fue luego de conocer la historia de esta mujer, que fue la que les enseñó a la técnica de bordado, y que se quedó viuda, muy joven, con dos hijos chicos. Sólo tenía un par de ovillos de lana y con eso salió adelante.
Lentamente comenzaron a sumarse mujeres a las jornadas en casa de Nancy. Las tardes son cortas para todo lo que tienen que charlar. Pero son suficientes para volver a casa con una atractivo tapiz con bordados multicolores. “Griselda prepara varios mates, uno con edulcorante, otro con azúcar y hasta el amargo. Hay para todos los gustos. Así la vida se nos hace más llevadera porque muchas de las mujeres están solas y sólo cuentan con nosotras”, dijo Nancy. Además contó que hace poco convencieron a una de sus integrantes para que se operara.
Los bordados que hacen no tienen un destino comercial. En general los regalan. Pero cuando se enteraron de la difícil situación que atraviesa Apadim, que por falta de recursos económicos ya no le puede dar la cena a quienes asisten al lugar, decidieron ponerse una campaña solidaria al hombro. Según contó Nancy, una de las integrantes del grupo tiene un hijo discapacitado que asiste a esta institución, es por eso que están empapadas sobre la dura realidad que está pasando esta comunidad educativa especial.

