Vio la necesidad y no se quedó con la queja atragantada. Agarró un par de aerosoles y se hizo una señales viales, a la medida y bien caseras. Pero, según los vecinos, igualmente de efectivas que las verdaderas de chapa. En la calle Malvinas Argentinas, la única del barrio Timoteo Maradona, de Capital, hay cuatro señales viales en apenas 200 metros. Y no sólo eso, están hechas sobre los pilares de la luz y a mano. Hay dos que previenen sobre un lomo de burro y dos más que alertan sobre niños jugando, unos avisos que sin dudas le dieron un toque distintivo a este pequeño caserío.

Pero aunque las señales son por demás curiosas, lo cierto es que fueron hechas a conciencia y por falta señalización oficial, según contaron los vecinos. "Acá hay autos y motos que pasan como en una autopista y no les importan los niños. Además, es una calle angosta y algún día iba a pasar una desgracia", explicó Jeremías González (21), el autor de las señales caseras.

Este barrio de 31 familias tiene casas de fondos chicos y una calle que no tiene escape ya que de un lado está la vereda y del otro, un alambrado que protege del canal. Es por eso que los niños juegan varias horas al día sobre el lugar más amplio que tienen, la calle.

"Un día me cansé, compré un aerosol negro, otro amarillo, copié las señales de un libro, hice una plantilla y las pinté en los pilares. Después les agregué un cartel de Despacio", contó Jeremías.

A la entrada del barrio, por Maradona, el joven pintó una de Lomada y otra igual frente a su casa, a 1,70 metros de altura en dos pilastras diferentes, aunque este última del lado oeste del poste. Acto seguido, agarró una pala y construyó justamente el lomo de burro del que advertía, con tierra y piedras.

Luego, Jeremías pintó las otras dos señales, las que más le interesaban: de Niños Jugando. Y no hubo improvisación, como con la de lomo de burro, que salió a mano alzada. Esta vez armó unas plantillas y pudo hacer la gráfica con la pelotita.

"No digo que fue santo remedio, pero ahora los autos pasan más despacio. Los carteles de Jeremías sirvieron", dijo Belén Rojas, una madre y vecina del barrio, algo en lo que coincidieron otras mujeres consultadas.

Sin embargo, una de las medidas no pasó inadvertida para la municipalidad. "Hace unas semanas vino una máquina y levantó el lomo de burro. Parece que a alguien no le gustó y lo denunció. El cartel quedó y sigue siendo útil, porque el que viene por primera vez, igual baja la velocidad aunque ya no esté el lomo de burro", agregó Jeremías, el de los carteles a medida.