Siria levantó ayer el estado de emergencia, vigente desde 1963, tal como había prometido el presidente Bashir al Assad, en el marco de un paquete de medidas anunciadas para atenuar las protestas opositoras. Restringía la mayoría de los derechos civiles y permitió a las autoridades realizar detenciones arbitrarias y celebrar juicios políticos ante tribunales de la Seguridad del Estado que sólo les permitía, al acusado, una asistencia jurídica muy limitada.