A diferencia de los organismos multilaterales de crédito, el denominado “Club de París” no cuenta con una estructura permanente, sino que es como él mismo se define, un “grupo informal” de países acreedores que considera de manera conjunta el tratamiento de los deudores. El Club de París se constituyó el 16 de mayo de 1956, cuando once países acreedores resolvieron refinanciar, precisamente, la deuda de la Argentina.
En el sitio oficial del Club de París se indica que “a los efectos de ser calificado para su asistencia, un país debe adoptar programas de ajustes y reformas respaldados por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial e implementarlos satisfactoriamente durante un tiempo”, un requisito que, por lo anunciado ayer por la presidenta Cristina Fernández, fue dejado de lado al menos temporariamente.
