�A lo largo del juicio no apareció ningún testigo directo que haya visto el dinero de los sobornos y la única que pudo haber cambiado esta situación, la exesposa de Pontaquarto Silvina Costalonga, no pudo declarar porque el juez Daniel Rafecas, a cargo de la causa, rechazó sobreseerla y el Tribunal se negó a convocarla. Según Pontaquarto, ella fue la única que vio los fajos de billetes que tuvo en su poder y que guardó durante días en su casa y trasladó luego a un hotel, hasta concretar el reparto del dinero la madrugada en que se aprobó la ley.