Por su carácter, su forma extrovertida y alegre en expresarse hacia los demás, Rosita Medawar se ganó el cariño de muchos estudiantes, colegas y directores de escuela. A los cinco años, aprendió a tocar el piano, por las influencias de su padre, Nicolás Medawar, un bodeguero y vitivinícola de origen libanés. En su casa natal de Angaco, tenía una habitación repleta de instrumentos musicales. Desde aquella infancia, la música lo fue todo para ella en su vida. Durante su carrera, trabajó con grandes maestros de la danza contemporánea como Olga Kirowa, Adolfo Colque, María Fux, Ethel Lynch y Lyde Peralta y entre otros.
