-El agua debe ingerirse en cualquier momento del día. Pero hay que tratar de evitarlo en las comidas ya que según explican las nutricionistas "diluye los jugos gástricos retardando y dificultando la digestión". Lo ideal es hacerlo fuera de las comidas.

Tampoco es aconsejable llevarse un vaso de agua a la cama. "Tomar agua de noche implica cortar el sueño y no tener un descanso como se necesita. Por otro lado, quizás quien tiene necesidad de beber de noche, esté manifestando síntomas de diabetes, una patología que produce polidipsia (aumento de la sed durante la noche) y poliurea (aumento de la micción durante la noche). En estos casos hay que consultar de inmediato al médico”, dicen las profesionales consultadas.

-Un buen método para saber a ciencia cierta la cantidad de agua que se bebe es contabilizando los vasos que se ingieren a lo largo del día o medirlo por medio de botellitas de plástico.

-Las nutricionistas recomiendan tener siempre "agua a mano” para favorecer el consumo. Consideran que la vista induce la ingesta.

-Otro detalle a tener en cuenta es saber la calidad del agua que se bebe: si es directa de la red de agua potable o de tanque. En estos últimos casos hay que procurar que los reservorios estén limpios y en condiciones.