�Escapando a la Justicia de Paraguay, Lino Oviedo se había fugado de su país el 28 de marzo de 1999, tras la renuncia del presidente Raúl Cubas Grau, su amigo y aliado político. Primero se refugió en Argentina pero en diciembre de ese año – al terminar la presidencia de Carlos Menem, quien lo protegió- puso fin a ese asilo argentino y pasó a la clandestinidad hasta ser detenido en Brasil el 12 de junio de 2000. Oviedo fue un gran dolor de cabeza para Menem mientras estuvo exiliado en Argentina porque, pese a las múltiples advertencias de la Cancillería argentina, Oviedo violó en reiteradas ocasiones su condición de exiliado dando decenas de entrevistas a medios paraguayos y argentinos que le sirvieron de tribuna política. Esta actitud fue largamente reprochada por la oposición en Argentina. Por esa rebeldía, Menem resolvió trasladarlo desde la estancia que ocupaba en el partido bonaerense de Moreno a la localidad de Tolhuin en Tierra del Fuego. Estuvo confinado en el Sur pese a la resistencia de gobernadores e intendentes de toda la Patagonia y a su pedido de prorrogar su traslado para que el frío no le ‘estropeara’ su reciente implante capilar. El frío de Tierra del Fuego, tampoco acalló al general que siguió prendiendo fuego por los medios. Finalmente se fugó el país el 9 de diciembre de 1999, un día antes de la asunción de Fernando De la Rúa.