Sus sonrisas no se apagaban con el frío y el rocío de la mañana en el club Universitario de Pocito, del que son vecinos. La alegría en el entrenamiento se debía a que estarán durante todo este fin de semana, lo que dura el viaje, con sus compañeros y amigos de entrenamiento, los chicos que juegan para el equipo de la Universidad, la U.

Los 4 rugbiers, que tienen de 8 a 12 años, no usan los botines de la pipa, y a veces ni siquiera usan medias. Sólo les basta para practicar unas zapatillas tipo Championes con unos flecos que asoman y quedan lacios cuando corren con la guinda en las manos. Tres de los padres de los pibes viven de changas y el otro es panadero. No podían solventar el viaje que vale 240 pesos ni enviarlos a un club pago. Y practican gratuitamente, integrados al club, gracias al programa oficial de Rugby Social (ver aparte).

Como Agustín Pichot luego de un arduo partido, los cuatro pibes transpirados y hurgándose la nariz dieron declaraciones a la prensa antes de partir. Omar tiene 11 años, su tía lo anotó en el programa para que tuviera algo con qué entretenerse. El dijo que "a Neuquén más que a jugar, voy a conocer novias". Ever tiene 8 años y dijo que en el Sur va a extrañar a su mamá, pero espera divertirse con sus amigos de la U. Por su parte, Bryan comentó que lo que más le agrada es taclear y que espera dedicarse al rugby toda su vida. E Isaac, de 11 años, afirmó que lo impulsó a entrenar su mamá después de enterarse de que algunos vecinos enviaban a sus hijos. El comentó que lo que más le gusta del rugby "es el chocolate con tortitas y facturas que nos dan después del entrenamiento".

Cuando estos chicos pocitanos entrenan con los de la U, porque el programa los integra, no hay diferencias. No importa que no usen peinados floggers o que no tengan camisetas de clubes internacionales, todos son rugbiers y amigos. Los chicos del club les han tomado tanto cariño que varias veces al año juntan sus ropas en desuso, pero en buenas condiciones, y se las donan a sus amigos de Pocito.