Según comentara Guillermo Meló a Suplemento Verde de Diario de Cuyo, "la pequeña" pero moderna planta de procesamiento posee unos 4.200 metros cuadrados cubiertos donde se lleva a cabo entre otros procesos el almacenamiento de materia primas e insumos y el procesamiento comienza con los tratamientos sanitarios para eliminar todo insecto vivo o huevo que pueda quedar en las pasas. Inmediatamente se le realiza el "despalillado" para su tamañado según los requerimientos del cliente. Posteriormente se lava para

extraer todo resto de tierra o suciedad. Luego se realiza el abrillantado con aceite vegetal, protegiendo la piel de las pasas.

Entre las tecnologías de última generación, se encuentra un clasificador Helius tipo laser de la marca belga Best, que detecta y separa todo tipo de objetos extraños; como palos pedicelos y toda pasa efectuosa que no reúna las características de la especificación del cliente.

Luego se realiza una inspección visual por parte de operarias calificadas, donde se comprueba nuevamente la calidad de las pasas y finalmente, una máquina de rayos X IXUS marca Best controla no sólo en su aspecto exterior sino interior, por si hubiera algo extraño.

Capacidad

Según comentara Meló, la línea tiene una capacidad de procesamiento de unos 1.200 kilogramos hora y en la actualidad la empresa cuenta con un volumen de producción de unos 800 mil kilogramos de racimos desecados.

El objetivo es llegar en unos 2 años a poder procesar y comercializar en el exterior unos 4 millones de kilogramos en función de la extensión de sus propios cultivos.

Actualmente la firma comercializa su producción fraccionada en cajas de 10 kilogramos y de 13 libras o 13,6 kilogramos  con la marca familiar es "Meló" y están trabajando en el patentamiento de una nueva marca. También fraccionan con marcas de los clientes

Toda esta inversión está destinada a generar valor para su producción de uva desecada y defender así el precio de su producción apostando al comercio internacional.