Siguiendo la profesión de su mamá y después de hacer cursos de capacitación en reconocidas peluquerías de Buenos Aires, Víctor García logró abrir su propio comercio en Libertador y Cabaña. En poco tiempo, su cartera de clientes fue creciendo y “me iba muy bien”, según él mismo relata. Sin embargo, poco después, su cuerpo comenzó a manifestar cambios. Luego de distintos estudios, los médicos le dieron la dura noticia, tenía leucemia. Las continuas internaciones y los desgastes que le generó la enfermedad hicieron imposible que pudiera mantener el negocio y debió cerrar. Ahora, tres años después, espera sus “buenos días” para recorrer el centro y vender bolsitas, así se las rebusca para colaborar en el hogar. Por eso, decidió pedir ayuda.

“Yo quiero trabajar. Mi esposa tiene trabajo, pero tenemos dos hijas de 10 y 7 años y está difícil para mantener una casa. Además, yo no puedo quedarme de brazos cruzados. Por eso, hace 6 meses empecé a vender bolsas y, de paso, le ofrezco a la gente mi servicio de peluquería a domicilio y le dejo mi teléfono por las dudas”, contó Víctor.

El peluquero, que nació en Tucumán, creció en Buenos Aires y después de pasar por otras provincias eligió vivir en San Juan (donde conoció a su esposa); contó que “todo esto empezó hace tres años. Yo había ido a Mendoza a ver a mi mamá y de golpe noté que mis piernas estaban muy hinchadas, tanto que ni siquiera podía flexionarlas. Fui al hospital y me internaron. Por los síntomas, los médicos estaban convencidos de que tenía HIV, pero me hicieron 5 análisis y todos dieron negativo”.

Y agregó que “hasta que, un hematólogo me dio el diagnóstico correcto: tenía leucemia melodisplásica”.

A partir de ahí, a pesar de los tratamientos y medicamentos, su salud se desmejoró considerablemente. “Antes de eso yo hacía bicicleta, nadaba, corría y pasaba horas en la peluquería. Ahora casi no puedo caminar, me hacen trasfusiones una vez por semana, tengo fatiga y me desmayo continuamente”, reveló el hombre y confió que ya tiene varios órganos afectados y que toma, por ejemplo, cinco medicamentos sólo para el corazón.

Como no tiene obra social, Víctor pasa muchas horas en los hospitales públicos, mientras tramita una pensión. “Ya llevé los papeles tres veces, pero siempre pasa algo y no me la dan. Ahora estoy esperando novedades”, comentó Víctor.

En cuanto a su trabajo, aseguró que es muy difícil conseguir un lugar dónde desempeñarse. “En general en las peluquerías hay que trabajar rápido. Yo soy especialista en coloración y alisado. Pero para hacerlos se necesitan químicos y yo, por mi estado, tengo que protegerme, eso me hace demorarme poniéndome doble par de guantes e incluso tengo que usar una mascarilla, es difícil. Además, hay días en los que no me siento mal y termino internado, tendría que faltar y nadie va a contratar a una persona así”.

En cuanto a sus deseos, contó que espera que salud mejore con los tratamientos que recibe y poder ayudar a sus hijas. “Yo necesito saber que tienen todo lo que necesitan. Si uno tiene hijos, los tiene que tener bien. Y ellas me responden. Este año las dos terminaron la escuela con promedio mayor a 9”, resaltó.

Si alguien puede ofrecerle una ayuda o trabajo, puede comunicarse al teléfono 264-5860348.