Ya no sólo el aborto o la eutanasia es considerado, por la Iglesia Católica, como un atentado contra la vida y la dignidad de la persona. Las terapias genéticas son una de las preocupaciones principales de esta institución, desde donde se pretende concientizar a la sociedad sobre los riesgos de estas prácticas que ocasionan consecuencias impredecibles.

¿Las terapias genéticas son medicina o una terapia, o el mero hecho de querer lograr una sociedad a gusto con el consiguiente olvido científico de los más débiles?. Esta fue el cuestionamiento con que se comenzó a tratar el tema de las terapias genéticas durante la XVI Asamblea Anual de la Pontificia Academia para la Vida que se llevó a cabo el 24 de febrero pasado en el Vaticano con la participación del Papa Benedicto XVI y 70 curas especialista en Bioética de todo el mundo, entre ellos, el director del Instituto de Bioética de la Iglesia Católica, el presbítero José Juan García. Durante el desarrollo de la misma se dieron algunos ejemplos para referirse a estas prácticas como una experimentación para lograr el superamiento personal, en lugar de investigaciones para mejorar la salud del ser humano. "Hay cuatro laboratorios en Gran Bretaña que destinan cifras millonarias al enhancement o mejoramiento de la especie humana a través de la genética -explicó el padre José Juan García-. Su objetivo es lograr un super hombre que pueda vivir más de 300 años, tenga el triple de coeficiente intelectual y el doble de fuerza muscular y de visión. Esto demuestra que para algunos científicos la prioridad no es investigar para encontrar la cura de enfermedades terminales o mejorar la calidad de la vida de las personas".

El presbítero dijo que quienes participaron en la asamblea van a trabajar para concientizar a la sociedad sobre los riegos de las manipulaciones genéticas, a través de conferencias y charlas. Él dará una el próximo 26 de marzo en el Colegio Magistrado.