Nervios, ansioso por entrar al salón de usos múltiples. Intenta recordar todos los contenidos. Sabe que matemática es la materia que más le cuesta, pero no va a darse por vencido cuando le falta tan poco. Entra al salón, se ubica en una de las mesas, al lado de sus compañeros de trabajo y se concentra frene a la hoja, luego de escuchar las consignas de la profesora. Para Alejandro Icazati volver a estudiar fue una posibilidad cierta que encontró cuando ingresó a trabajar hace 7 años al Parque de Tecnología Ambiental, en La Bebida. La historia de Alejandro es similar a la de varios de sus compañeros. Antes de la creación de esta planta donde se tratan los residuos de varios departamentos de San Juan, él se dedicaba a separar cartones y botellas de plástico de la basura. Pero cuando abrió el Parque, fue capacitado, tomado como empleado y hasta se le dio la oportunidad de estudiar.

En los 7 años de existencia del parque, unos 34 trabajadores egresaron de la primaria y unos 26 terminaron la secundaria. Ellos estudian en un salón que hay en ese lugar. "Es un orgullo haber terminado la primaria y la secundaria acá en el Parque. Mis hijos están felices y ahora puedo sentarme con ellos a ayudares para la escuela", dijo Mabel Molina, que también está en el Parque desde su inauguración. Antes de que esta planta existiera, ella acompañaba a su marido al vertedero de residuos a rescatar lo que luego se pudiese vender.

Para Nelson Varela la situación es similar. También está terminando el secundario, a través del plan Fines que se ejecuta dentro del mismo parque. "Sé que mis hijos se van a sentir orgullosos cuando tenga el título en la mano", contó Nelson.

 

Balance positivo

El PTA depende de la Secretaría de Ambiente. Desde su creación, el 27 de abril de 2011, trató cerca de 1.117.000 toneladas de residuos. Trabajan 178 personas, de las cuales el 50% provenía de la actividad informal de recolección, en condiciones insalubres. Están en planta permanente, como cooperativa de trabajo o como contratados. Este año ingresaron 32 personas para estudiar la secundaria.

 

Las historias

 

Un estudiante entusiasta

 

Alejandro Icazati tiene 36 años y le falta un año para concluir la secundaria. Trabaja en el Parque de Tecnología Ambiental desde su creación. Vive en La Bebida y dice que la creación de esta planta le cambió la vida por completo. No sólo porque tiene trabajo sino porque se puede superar día a día. Estudiar era una deuda pendiente que Alejandro tenía.

 

 

Apoyo familiar

 

No todos los momentos fueron buenos para Mabel Molina. Hubo instantes en que el cansancio pudo más y se le cruzó por la cabeza abandonar los estudios. Fue entonces cuando sus hijos la empujaron a seguir. "El momento más feliz fue cuando ellos me acompañaron a recibir mi título. Ahí me olvidé de las largas horas fuera de casa", dijo la mujer de 44 años.

 

 

Orgullo para sus hijos

 

Nelson Valdez tiene 45 años y por cuestiones económicas nunca pudo estudiar. A un paso de terminar la secundaria dice que ahora puede compartir más momentos con sus hijos porque tienen temas en común para conversar. "No me resultó difícil estudiar. Además sé que es un beneficio para mí y será un orgullo para mis hijos", aseguró el hombre que es ahora chofer.

 

 

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Publicado por Diario de Cuyo en martes, 10 de abril de 2018