�La cava que dejó la ripiera del ferrocarril llegaba hasta el lecho subterráneo del río San Juan, según investigaciones que llevó a cabo el titular del Programa Provincial de Espacios Verdes, Lucio Gómez, por lo que en época de caudales se formaba una laguna que era usada por los niños del lugar. A fines de 1960, el terreno se rellenó con escombros provenientes de las demoliciones para la puesta en línea de la ciudad de San Juan y en ese baldío se asentó posteriormente una villa, durante más de 30 años. En 2006 fue erradicada y en el predio quedaron cientos de pozos negros. Debido a la inestabilidad del suelo es que fue imposible construir un barrio, por lo que entonces surgió la idea de construir un parque.
En agosto de 2010 empezaron a trabajar y entre las primeras acciones intentaron inundar el terreno para estabilizarlo, pero aparecían grietas y el agua se escurría. Entonces realizaron un gran movimiento de suelo para romper las cúpulas de los pozos negros y luego realizaron un relleno, en el que incluso usaron las 1.200 camionadas de tierra que sacaron cuando limpiaron el lago del Parque de Mayo. Como igual siguieron apareciendo grietas, recurrieron a otro trabajo extremo: quitaron un metro de terreno, extrajeron los escombros y los recolocaron en capas de 20 centímetros, compactándolas con rodillos vibradores. Ahora, el predio aguarda por los inicios de la obra definitiva.