Siempre soñó con ser maestra y poder enseñarles a leer y escribir a los demás. Pero la vida se encargó de que no pudiera cumplir su sueño. Aún así, jamás perdió la esperanza de terminar, por lo menos, la educación primaria. Lo logró. Y en condiciones más que especiales. Se trata de una ama de casa de 43 años, esposa y madre de siete hijos, que toma clases mientras se dializa. El próximo 7 de diciembre, Estella Maris Flores recibirá con orgullo el título de egresada.

Estella es diestra. Por eso siempre ofreció el brazo izquierdo, al que ya no le cabe ni un pinchazo más, para que le colocaran el catéter y poder comenzar con el tratamiento de diálisis. Necesita tener la mano derecha libre para tomar apuntes, completar la tarea y remarcar el celeste de las banderas argentinas que dibujó en la carátula del cuaderno que le regaló su hijo.

Como pudo, sacó los útiles del bolso para comenzar con la clase, rogando que el tema del día no fueran las divisiones, que aún a punto de egresar, le siguen dando dolor de cabeza. "Es mentira que le cuesta dividir -dijo la maestra Josefina Flores, encargada de enseñar a los pacientes analfabetos o con escuela incompleta que se dializan en la Clínica de la Ciudad-. Es muy rápida y capaz, y con muchas ganas de aprender".

Estella nació y creció en la humildad, condición que le impidió terminar los estudios primarios. Ya de joven se casó con José, un joven tan humilde como ella. Con mucho esfuerzo levantaron su casa en Pie de Palo, Caucete, donde no hay ninguna escuela o lugar dedicados a la educación básica para adultos, ni siquiera en las zonas más próximas al pueblo. De todos modos, Estella se conformó y disfrutó con poder mandar a sus hijos a la escuela. E intentar aprender algo hojeando sus cuadernos mientras ellos dormían. "Quería aprender para poderlos ayudar con los deberes. Pero no entendía nada de nada. Así que, por lo menos, me entretenía leyendo lo que escribían -recordó Estella-. Nunca pensé que por una desgracia iba a volver a estudiar".

Desde hace tres años comenzó a padecer un trastorno renal que la obligó a recibir diálisis. Los profesionales de la sala de diálisis de la Clínica de la Ciudad, donde es tratada, descubrieron que ella y varios pacientes más eran analfabetos o no habían completado la primaria. Decidieron darles la posibilidad de estudiar. "Nos pusimos en contacto con el Ministerio de Educación y logramos que se permitiera llevar adelante en la sala uno de los programas de educación para adultos -explicó Federico Verderguer, médico jefe de la sala de diálisis-. Designaron una maestra y entregaron material de estudio. Nos sentimos orgullos por tener a la primera egresada del grupo".

Durante un año, Estella Maris tomó clase mientras se dializaba. Puso tanto empeño que en ese lapso recibió y aprendió todos los contenidos incluidos en la currícula de los tres últimos años del nivel primario que le quedaron por cursar. El próximo 7 de diciembre en la sede de UPCN, a partir de las 18, Estella Maris Flores recibirá su diploma de graduación.

Emocionada pensando en ese momento, sostuvo que le dedicará el título a todos sus hijos, pero especialmente a los dos que ya no están con ella, pero que la miran desde el cielo.