Una cama donde duermen los tres, una mesa destartalada y tres sillas. Todo eso en una pieza de tres metros por dos, cubierta con bolsas que se sostienen con una estructura de palos.

Precario es poco, pero es la provisoria solución que encontró una joven pareja para darle un techo a su hijo, un pequeño de 3 años, luego de que se les quemara la casa que alquilaban y los corrieran.

Luis Roberto Araya (22) mira la pieza y abraza a su chiquito, llamado Luis Javier. Melani Malla (20) admite que estuvo llorando. Los tres tienen las zapatillas llenas de tierra.

"Esto no llega a ser un rancho, pero aquí pasaremos los días hasta que tengamos una solución", dice el joven, mientras golpea los palos que sostienen las bolsas, para chequear que estén firmes.

La familia se instaló en un asentamiento aún sin nombre, situado detrás del Loteo Municipal, en Las Chacritas, 9 de Julio.

En ese lugar hay varios ranchos construidos recientemente, pese a que desde la municipalidad les advirtieron que esas tierras no son aptas. "El intendente quiere correr a todos, pero igual tengo ganas de conseguir una adobera para hacer algo que nos proteja más. Sé que quizás vengan y nos saquen a todos, eso me da miedo, pero yo necesito una solución", se queja Luis.

Inhumano. El piso de la pieza es de tierra y las paredes y el techo, de bolsas.

La pieza no tiene baño ni luz. Ellos no tienen cocina, ni ollas, ni nada donde puedan cocinar. Sobre la mesa hay unas bolsas con algo de mercadería. Por suerte tienen cerca un surtidor de donde sacan agua. 

"Los vecinos son muy buenos. Ellos nos invitan agua caliente y nos prestan el baño. Y también hoy nos convidaron unos sánguches para que pudiéramos comer algo", cuenta Melani. Y su novio agrega: "De ropa tenemos lo puesto y unas cosas más pero está todo negro, arruinado por el fuego".

El incendio en su anterior casa, ubicada en la Villa Las Rosas de 9 de Julio, ocurrió en la noche del último viernes, cuando la familia salió a buscar una casa. Es que esa mañana la mujer que les alquilaba les dijo que tenían que irse.

"En el alquiler iba incluida la luz, pero la mujer no lo pagaba y nos la cortaron", explica el muchacho, que trabaja como tractorista en una finca cercana al aeropuerto.

Esa tarde los tres anduvieron buscando refugio, sin imaginarse jamás que al regresar, a eso de las 22, sus pertenencias iban a estar en llamas. El siniestro se desató porque sobre la heladera dejaron una vela encendida.

"No nos alcanzaba para pagar los $3.000 de alquiler y encima se nos prendieron fuego las cosas. Perdimos mucho y no me quedó otra opción que salir a buscar un lugar para vivir", dice Luis.

Pese a que quedó prácticamente inhabitable, en la anterior vivienda estuvieron hasta ayer, cuando por la mañana se mudaron a esa pieza de bolsas.

Problemas. Melani junto a su hijo Luis Javier. "Sufre del pecho, los cambios de clima le hacen mal, padece broncoespasmos y lo tengo que medicar con el puff".

"El sábado mi hijo casi se nos intoxicó. Lo tuvimos que llevar al hospital porque le había afectado el olor a humo que había en la casa", rememora la madre, que no tiene trabajo y que el único ingreso que percibe es la AUH. "Cuando vinimos acá esto estaba medio armado. Preguntamos a los vecinos y nos dijeron que la chica que había agarrado el lote no viene hace 3 meses", agrega Luis.

El hombre reemplazó unos palos que tenía antes por unos más gruesos. Y dejó las bolsas de arena que ya estaban en el lugar. Un viento fuerte o una tormenta puede resultar terrible para la familia.

"Yo lloro y él me dice que me calme, que ya va a pasar esta situación", se despide Melani, angustiada.

Si alguien desea colaborar con ellos, comunicarse al 2644554877.