San Juan, 16 de septiembre.- Algunas personas ni siquiera esperaron a que la vibración del suelo se detuviera para salir a la vereda. Los vecinos se reunieron, contaron qué estaban sintiendo y rogaron para que no se repitiera el remezón.

Incluso una hora después del temblor que sacudió a San Juan esta noche, todos se mantuvieron reunidos, como acompañándose, cuidándose.

Muchos de ellos con los celulares en las manos, a pesar de que nadie lograba comunicarse con sus conocidos para saber cómo estaban porque las líneas se cayeron.

Los semáforos siguieron su marcha y los vehículos se movieron más rápido de lo normal. Encontrar un remis o taxi desocupado fue imposible.

Mientras tanto, después de esperar bastante tiempo, los operarios del Eco comenzaron a reunirse y a caminar abandonando sus puestos: el sistema se había caído y su estancia en el lugar era en vano.