Los habitantes de Yingxiu no ocultan que desean en el futuro vivir en casas de verdad y algunos señalan que no les importaría que sea lejos de allí, para que les ayude a olvidar el horror. “No nos importaría vivir en otra provincia, mientras que sea más seguro”, comenta Dong Jinrong, jueza de la prefectura tibetana de Aba de la que forma parte Wenchuan, “pero hace falta tiempo y dinero. Sólo en la reconstrucción se necesitan unos 3.000 millones de yuanes” (unos 330 millones de euros). Los alrededores de Yingxiu viven un furor constructivo: la ruta al distrito, que tardó cuatro meses en ser limpiada de rocas, ahora es un continuo atasco de camiones transportando materiales de obra, excavadoras y trabajadores.