Dijeron a las 21, y a las 21 fue. En punto. La Barra se acomodó en el escenario mayor de la Feria Temática y arrancó arando, con un show que dejó a todo el mundo sin aliento. Y eso que había un público demandante, ávido de cuarteto y caderas, pero a los cordobeses les sobró oficio para hacer transpirar hasta al mejor plantado. Y así como llegaron se fueron, con una aceleración imparable, en lo que se perfilaba como la noche más concurrida del predio, en el cierre definitivo de la edición 2011 de la Fiesta Nacional del Sol.
Como la banda tenía que volar (literalmente) para un show después de la medianoche en Córdoba, no perdió ni un segundo. Y el apuro se tradujo en el escenario, pero no con el desdén de los que miran más el reloj que al público, sino con la entrega plena. Arrancó Daniel Guardia meciéndose al ritmo de los alaridos femeninos, y La Pepa le recogió el guante luego para desparramar más testosterona.
Era tan adrenalínico como conmovedor. Mientras La Barra enganchaba hits sin pausa ni para un trago de agua, la gente entraba como cataratas (muchos no creyeron en la puntualidad anunciada) y varios cientos se quedaban en la vereda de Las Heras, mirando por sobre el alambrado. Tan preparados iban a esta platea paralela, que muchos habían llevado sus reposeras, sus conservadoras y sus equipos de mate.
Adentro, desde la 25 de Mayo se escuchaba el tren cordobés. Y era como un imán gigante hacia donde todos corrían: era un río de gente, en una sola dirección, todos a los tropezones hacia el escenario del fondo. Pocos stands de la exposición le hacían competencia a semejante atractivo. Entre ellos, las degustaciones de vino del Ministerio de la Producción y la fiesta parrandera de Vergel, que entregaba jugos y yoyós de regalo a quienes participaban en sus juegos, hacían punta.
Por lo demás, no fue el flujo de público que recorría los stands con la parsimonia y la curiosidad de las noches anteriores. La Barra, con una platea que ya no separaba VIP de populares, se había convertido en el objetivo casi exclusivo de la multitud de anoche. Y compensó la deferencia con una avanzada musical contundente, con la que bailó y agitó a su público hasta el último minuto, para liquidarlo por nocaut.