* Cada vez que una visita entra a la cárcel, el primer control que debe pasar es el puesto de Requisa. Si es hombre, lo revisará un penitenciario masculino, y si es mujer, un guardia femenino. Ahí se le retiene el documento, llaves y otros elementos no permitidos, también se le hace un palpado en el cuerpo y revisan la comida y los bultos.

Para identificar quién es la persona que entra como visita, los guardias entregan al pariente o allegado del preso un cartón plastificado con un número, el cual hace de “pase” para que los dejen entrar al sector y al pabellón. De la misma forma, también les marcan un brazo con un sello, como para asegurarse de identificar a los visitantes, reveló una fuente de la cárcel.

Al terminar la visita, en este puesto controlan a las personas a través de los cartones y los sellos, y sus respectivas identidades con los DNI, que les son devueltos.

* El segundo control es en la entrada al Sector, en cuyo interior están los pabellones propiamente dicho. En ese sitio, cada visita debe mostrar el cartón que le dieron y el sello en su brazo, recién ahí le abren la puerta para dirigirse al sector de los pabellones. En ese trayecto, deben cruzar sí o sí por frente al “Nudo”, que es la oficina o puesto del jefe de guardia, que lleva todas las novedades y tiene a su cargo a los celadores de cada pabellón.

De la misma manera, cuando una visita abandona el Sector, el guardia que está en la puerta del Sector debe controlar a la persona que sale, exigiendo el cartón y mirando si tienen el sello de seguridad, explicó una fuente penitenciaria.

* El tercer y último control, es el del celador quien supervisa y controla a las personas que van de visita y los reúne con los internos, ya sea en un salón contiguo o en las propias celdas. Ese agente penitenciario, en teoría, tiene como responsabilidad observar a los internos del pabellón que tiene a su cargo y a sus parientes. Es también, el primero que debe controlar cuando la visita se retira del pabellón o el salón.