San Juan, 6 de julio.- Por estos días, Santa Cruz vive horas convulsionadas. Y es que la policía de esa provincia está llevando a cabo una importante medida de fuerza desde el pasado lunes, con “autoconvocatorias” en las comisarías, en reclamo un aumento salarial, un reajuste del valor en los adicionales y cambios en el reglamento interno. De las protestas participan tres uniformados sanjuaninos, que hablaron con DIARIO DE CUYO sobre la situación que están viviendo.

Ramiro, Juan y Jairo llegaron a Santa Cruz hace varios años. Los tres, partieron de San Juan por diferentes motivos y hasta el 2007 no se conocían. Pero coincidieron, en tiempo y espacio. Cuando se abrieron las inscripciones para trabajar en las fuerzas del Sur, se anotaron y comenzó otra historia. Una historia de amistad, de horas de trabajo compartido y ahora, de lucha.

Con respecto a la medida, uno de ellos tomó la palabra. “Los policías realizamos nuestros reclamos ocupando un espacio de las seccionales, sin interferir con el funcionamiento mínimo, siempre vestidos de civil, sin portación armas”, dijo Ramiro, quien prefirió no dar a conocer su apellido por temor a represalias. Además se encargó de aclarar que no se trata de un autoacuartelamiento, medida en la que los uniformados toman las comisarías, armados e impidiendo el normal desarrollo de funciones, como patrullajes y detenciones.

El conflicto con el Gobierno de Santa Cruz comenzó luego de que las autoridades propusieran una recomposición salarial del 34%, a pagar en tres partes, cifra bastante alejada del 45% que reclamaban los policías. Por tal motivo, y de momento, las negociaciones están estancadas.

“La prolongación de las negociaciones y las retenciones de servicios se están haciendo notar, ya que hay pocas consignas en organismos públicos y privados (se garantizan las familiares) y los patrullajes en las calles están prácticamente al límite, porque cada vez son más los agentes que adhieren al reclamo, y sólo en la Capital supera el 80%”, agregó Ramiro, este pocitano que heredó la pasión por la seguridad pública de su padre y que actualmente se desempeña en Río Gallegos, donde vive con su esposa y sus tres hijos. En pocas palabras, casi no hay policías en las calles y la inseguridad va ganando espacios.

Algo triste, Ramiro relató cómo es la situación que están viviendo. “Desde el domingo que no salimos. Nos abastecemos con lo que nos traen nuestras familias y diferentes organizaciones sociales. Por cuestiones de reglamento, no podemos manifestarnos de manera pública”. Y si bien es optimista de cara a un arreglo, tanto él como el resto de sus compañeros tienen pensado continuar así “hasta que se nos dé lo que pedimos”.

“Nuestro reclamo es justo. Yo sé que si en mi pago se dice que estamos reclamando por un aumento de bolsillo de 9.000 pesos. Sonará exagerado, pero acá los costos son terribles. Sin ir más lejos, el alquiler de un monoambiente ronda los $3 mil.

La situación es límite, las negociaciones tensas y las brechas entre unos y otros, amplias. De todas formas, la esperanza no está perdida y el acuerdo podría producirse en los próximos días.