Para un adulto, las uñas son una carta de presentación en muchos ámbitos, como el afectivo o, sobre todo, el laboral. Por este motivo, si no se desea causar mala impresión, se debe abandonar el hábito. La solución más frecuente es aplicarse un barniz de gusto amargo. Sin embargo, no hay estudios concretos y fiables al respecto. Estos preparados pueden adquirirse en farmacias, aunque también pueden frotarse con vinagre, jugo de limón o ajo todas las mañanas al levantarse. Otras recomendaciones que ayudan a controlar la onicofagia son:

-Mantener las manos ocupadas (con un libro, pelota pequeña o llaves) o masticar chicle.

-A algunas personas les beneficia el hecho de colocarse recordatorios en las manos, como un anillo, o taparse las uñas con cinta adhesiva.

-Poner atención en uñas y manos: hacerse la manicura, hidratarlas o darles una capa de esmalte.

-Llevar siempre una lima de uñas: ante una pequeña rotura, se puede eliminar el trozo sin caer en la tentación de morderlo. Luego cuesta detenerse.

-Realizar una fotografía una vez que se logre tener unas uñas “idóneas” y dejarla en un lugar visible para intentar no caer en la tentación.

-Buscar el soporte de personas allegadas ante cualquier intento de morderse las uñas, para que se percaten cuando la persona se lleve las manos a la boca o detengan la acción. No obstante, a menudo, cuesta aceptar la corrección constante, por lo que es mejor pedir este favor a personas de confianza.