Por la lluvia y el viento, el Belén Viviente que todos los 25 de diciembre organizan los niños y jóvenes de la Acción Católica de la Catedral no pudo hacerse en las escalinatas del templo, sino que a las apuradas tuvieron que movilizar todo hacia el altar. Pero pese a pese al inconveniente, se cumplió anoche una nueva edición de la representación, que se vivió como un musical por los bailes y los distintos ritmos de música utilizados. Hubo desde zamba, chacarera y carnavalito, hasta una coreografía de baile en la que parte del público fue invitada a intervenir, en el cierre. Toda la organización del Belén Viviente estuvo a cargo de jóvenes, desde el guión hasta la realización de parte del vestuario, mientras que como actores participaron 50 personas de entre 1 y 19 años. Los asistentes, que soportaron el agobiante calor dentro de la Catedral, felicitaron a los chicos con un largo aplauso en el final.

Entre los bailes de la obra, María y José se movieron al ritmo de una zamba; luego del nacimiento de Jesús hubo una chacarera protagonizada por otros actores; un grupo de angelitos acopló otra coreo con velas encendidas y unos pastorcitos danzaron un carnavalito. En el cierre, además, los actores fueron a buscar a personas del público para el baile final, tratando de que siguieran la coreografía previamente armada.

El Belén Viviente también buscó involucrar al público de otras maneras. Por ejemplo, el viaje de María y José para ver a Isabel se representó con los actores paseando entre la gente y saludándola, los Reyes que buscaban al Mesías aparecieron entre los asistentes regalando golosinas a los niños que estaban sentados y hasta al sacerdote Rómulo Cámpora intervino para arrodillarse ante el bebé que actuó de Jesús recién nacido, junto a dos asistentes que estaban en primera fila y que fueron invitadas a participar.

Por su parte, este año los organizadores buscaron que los diálogos utilizaran algunos modismos actuales, a la vez que el lema fue ‘Familia, la vida es más’. El Belén Viviente se concretó tras la misa, que comenzó en las escalinatas del templo y también debió terminar en el interior por el mal tiempo.