�La devaluación del yuan hace más baratos los productos chinos y más cara la importación, lo que se espera que permita una recuperación de las ventas al exterior que suavizaría los efectos de la ralentización por la que atraviesa la economía china, que en el primer semestre creció un 7 % y va camino de registrar su expansión más débil en 25 años. Se teme que China pueda entrar ahora en una ‘guerra de divisas‘ para abaratar sus exportaciones, una práctica de la que ya ha sido acusada en el pasado. Otra posibilidad es que la devaluación del yuan desencadene una fuga de capitales del gigante asiático, un escenario muy temido por Pekín y uno de sus principales argumentos para retener el control el cambio del yuan.
