No fue fácil el último año. Sobreviven como pueden. De vez en cuando consiguen una changuita, pero para ellos ya nada es como antes. Se trata de Jorge Álvarez y de los hermanos Raúl y Jorge Bazán, 3 de los 26 sobrevivientes del accidente que ocurrió el 14 de octubre del 2011 en la Quebrada de Las Burras, en Ullum, y que le costó la vida a cuatro obreros.

La tragedia pudo ser mayor, pero justo pasó por el lugar un contingente de estudiantes de Medicina (ver aparte).

Estos hombres que lograron sobrevivir hablaron con este diario sobre cómo es su vida actual y cómo se las arreglan para superar dos consecuencias de aquel siniestro: el miedo y la desocupación. Una realidad que se repite en el resto de las historias de los sobrevivientes.

Raúl Álvarez se levanta todo los días a las seis de la mañana para salir con un destino incierto. Va a todos los lugares donde pueden necesitar un albañil extra. Desde el accidente no volvió a tener un trabajo estable. “Todavía me da miedo andar en colectivo, pero más me preocupa la falta de trabajo. Ecotrans, la empresa para la que trabajábamos en el momento del accidente, se declaró en quiebra y nos dejó a la calle”, dijo el hombre.

En la misma situación están los hermanos Raúl y Jorge Bazán, que perdieron a su padre en el accidente. Salen a buscar changas a diario para poder subsistir. Lo hacen caminando o en bicicleta ya que, por temor a revivir el pasado, evitan subir a un colectivo. “Todavía tenemos pesadillas con el accidente y tuvimos que ir a un psicólogo por unos meses. Creo que vamos a tener que volver a terapia para superar la prueba difícil que nos tocó vivir. Hace seis meses murió nuestra madre a causa de cáncer y nos quedamos huérfanos”, dijo Raúl, el mayor de los hermanos.